La pasada madrugada el Servicio de Vigilancia Costera de Adra identificó una embarcación que se dirigía rumbo a la costa. Por la tipología, inmediatamente pensaron que se trataba de una patera, pero cuando pudieron observar a los tripulantes, las melenas rubias les confundieron y dedujeron que debía tratarse de un grupo de turistas nórdicos.
Sin embargo, y por si las moscas, dieron aviso a la patrullera de la Guardia Civil la cuales se acercó a la embarcación sospechosa con el ánimo de pedirles los papeles "y curiosear por si estaban haciendo nudismo" –añade el piloto de la patrullera guiñándonos un ojo–. Cuando los noruegos se negaron a ofrecer su documentación y dos de ellos se echaron al agua con ánimo de huir, los agentes de la benemérita se convencieron de que algo raro pasaba en el barco. Los detuvieron a todos y pusieron rumbo al puerto más cercano.
Una vez amarrados al muelle se procedió al registro del bote, albergando la esperanza de encontrar un alijo de drogas, lo que no sucedió y llenó de desasosiego a los agentes. En total viajaban en la patera 7 hombres y 8 mujeres, entre las cuales había tres en avanzado estado de gestación, todos jóvenes y con buena salud. Antes las dificultades de entendimiento, dado que hablaban un extraño idioma (luego se comprobó que era inglés con un fuerte acento báltico), no se pudieron hacer más gestiones.
Pasaron el resto de la noche en el puesto de la policía municipal (para lo cual tuvieron que soltar a los dos alborotadores y la carterista que estaban detenidos) y esta mañana, con la presencia de una intérprete, finalmente se supo que intentaban llegar a España en busca de luz, fiesta, felicidad, así como de los 2.500 euros por bebé antes de la supresión del mismo. Los noruegos han sido remitidos a Madrid donde se espera que sean entregados en la embajada del país nórdico.
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