Tras un amplio estudio de la orografía y el tráfico de la ciudad, además del visitando de un DVD de la Colección Little Einstein sobre las formas básicas han llegado a la conclusión de que se puede multiplicar por dos la distancia potencial de carriles bici.
Dada la tendencia actual a solucionar los cruces complejos por rotondas gigantes, sería posible utilizar esta superficie para habilitarlas como carriles ahorrando, de paso, en elementos decorativos. Se proponen dos opciones:
1. Un carril circular, que tiene la ventaja de la sencillez, pero el problema de la rutina del paisaje.
2. Un carril en forma de espiral, que soluciona el problema del paisaje y maximiza la distancia a recorrer, pero que se considera más peligroso, al correrse el riesgo de que el ciclista se vea expelido a la Calzada por la fuerza centrífuga.
En fechas próximas se pretende exponer una maqueta y presentar la propuesta ante la Comisión de Movilidad de varios municioios.
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