El presidente del Gobierno suma y sigue. Después de deshacerse de Trinidad Jiménez (queremos decir, de potenciar la apuesta socialista por la Comunidad de Madrid), ahora planea hacer lo mismo con la ciudad de Almería.
Al ser evidente el estado de enfrentamiento entre los socialistas de la provincia, con una candidatura a la alcaldía de la capital que cambia más de dueño que una moneda de 50 céntimos, el presidente del ejecutivo nacional ha intercambiado unas palabras al respecto con Griñán en la misma reunión en la que se recuperaron los fondos para las infraestructuras andaluzas. Inicialmente llegaron a proponer al mismísimo Pepiño Blanco, aunque lo desecharon por poco andaluz y por considerar que la Mesa de las Infraestructuras podría considerarlo un insulto directo. "Es una pena –dicen que afirmó Zapatero– porque Pepe últimamente me hace demasiada sombra".
Parece ser que finalmente fue Griñán el que planteó la posibilidad de Miguel Ángel Moratinos, que ahora mismo se encuentra en un buen momento, tras haber cerrado los problemas con Marruecos y haber recibido la llamada de Hillary Clinton. Considerando la elevada presencia de ciudadanos magrebíes en la ciudad, se considera que al menos este colectivo lo apoyaría.
Nada más filtrarse la noticia a los diversos frentes que guerrean en el PSOE de la capital, todos ellos se han apresurado a culpar a los otros de la situación, mientras que Antonio Cantón ha telefoneado al ministro para darle su más sentido pésame.
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