Los vecinos del municipio de Laroya se debaten estos días postvacacionales entre la playa y la montaña. Aunque pueda sonar a broma, no se habla de otra cosa en el pueblo de los Filabres. Incluso en la vecina Macael es esta semana el principal tema de conversación.
La idea, que partió de Luis el Molinero, como le conocen en el pueblo, es la de aprobechar los miles de apartamentos vacíos que hay en en la costa de Vera para mudar a todos los del pueblo. Dado el descenso de los precios, la mayor parte de los vecinos podrían hacer el cambio sin necesidad de vender sus propiedades en la sierra y se lograría limitar el decrecimiento del municipio.
Tras una defensa acalorada de su postura en el último pleno municipal, apoyada en hechos tan evidentes como que los pueblos de la sierra no paran de perder población, mientras que los del litoral se llevan a la gente y al dinero. Por tanto, la mejor manera de salvar al pueblo es que nos mudemos todos a la costa.
Los vecinos están dididos casi a la mitad, los partidarios de la mudanza, alineados con el Molinero; los que no quieren trtasladarse, del lado del alcalde, que no está dispuesto a perder la independencia del municipio y, la propia alcaldía.
Mientras tanto, en Vera, acuciados por la reducción de ingresos ven con buenos ojos el proyecto y hasta les están ayudando a buscar una urbanización adecuada, a la que incluso se le podría considerar un barrio, para que dispusiera de alcaldía.
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