Adefesio Hernández, cuyo rostro hace honor al nombre, ha denunciado ante los medios de comunicación la actitud del Ministerio de Sanidad y Política Social por injuriarle y proferirle un trato denigrante. Este ciudadano presentó una solicitud, en tiempo y forma, relacionada con la Ley de Dependencia, en la que solicitaba los servicios de una cuidadora especializada en la satisfacción del deseo sexual.
Según su argumentación, su avanzada edad, su desagradable aspecto físico y su condición de adicto a la viagra le convierten en un sujeto que encaja a la perfección en los requisitos que marca la Ley. Sin embargo, lejos de atender su solicitud, o de recibir una misiva fría y ajustada a derecho en la que se rechazase su proposición, lo que recibió fue una visita a deshora de la Guardia Civil, que le interrogó como posible violador y difundió entre sus vecinos el rumor de que era un depravado.
Adefesio, que según manifiesta, está sufriendo graves trastornos psicológicos derivados de la actuación administrativa, quiere que al menos se le incluya en el programa nacional de protección de testigos, para que así se le pueda operar la cara y cambiarse de nombre. Está seguro, nos dice, de que de esta forma podría iniciar una nueva vida y buscarse por su cuenta un poco de cariño (aunque sea de pago, añade a media voz).
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