Siguiendo el ejemplo del Parlamento nacional, el Ayuntamiento de la capital provincial ha decidido distribuir entre sus concejales terminales telefónicos de última tecnología. Sin embargo, cuando han ido a elegir entre las distintas opciones parece que, o bien se han confundido al seleccionar los nombres, o bien han pensado que será posible que si alguno o alguna de las concejales elige el iPod, se ahorrará con toda seguridad en teléfono.
Para los lectores que no tienen idea del tema les diremos que el iPhone es un teléfono, mientras que el iPod es un reproductor multimedia. Físicamente se parecen bastante y el software que los mueve es idéntico, pero mientras que el primero puede hacer y recibir llamadas telefónicas y el otro sólo sirve para escuchar música y jugar.
La oposición se ha adelantado a acusar al equipo de gobierno de no tener idea de las nuevas tecnologías, y de estar al margen de la realidad. Mientras, el alcalde ha manifestado que no se trata de ningún error ni de desconocimiento, sólo que sabiendo que algunos concejales de la oposición no tienen en qué gastar el tiempo, era conveniente darles la oportunidad de activar sus facultades.
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